google-site-verification: google29497dabad147b8e.html pienso y escribo: noviembre 2011
Blog de Carolina Rangel



Cuentos, microcuentos y poemas.



Escribir no es para mí una necesidad. Es un estado natural. Algo que fluye sin esfuerzo y eso me sorprende.



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Bienvenidos ustedes.



martes, 22 de noviembre de 2011

En la mesa de noche

Por fin quietas, las agujas de tejer descansaban de tanto dar calor: no más suéteres, gorros o medias. Junto a ellas, el rosario suspiraba por tantas peticiones que oyó: algunas satisfechas; la mayoría, no. Los anteojos, todavía empañados por las últimas lágrimas, se resistían a creerlo. Debajo de todos ellos, estaba la carta que nunca sería enviada: con la tinta grumosa y algunas arrugas, esperaba pacientemente a sus lectores.

sábado, 19 de noviembre de 2011

Desatino

“Muerto pero mío”, le masculló al doctor interrumpiéndole el discurso. Se aferró a la baranda de la cama mientras observaba a su hijo lleno de cables. Repasó sus remordimientos. Cuando nació, lo negó: tenía una lógica sospecha. A los cuatro años, lo dejó: ¡esa rubia manipuladora! A los dieciocho, renegó de él: estaba en malos pasos, era su deber. Se arrepentía para otra vez volver a fallarle. Los argumentos del médico sonaban a esas excusas que él usaba para tomar malas decisiones. Se había propuesto que, sin importar las circunstancias, no volvería a abandonarlo. “¿Desenchufarte? ¿Donar tus órganos? No. Esta vez, no.”

lunes, 7 de noviembre de 2011

En el lugar correcto

Esto es una operación simple, les repitió por enésima vez el cirujano a sus colegas y alumnos. Es una intervención de corrección del lugar de un órgano, en este caso dos, pero eso ya lo hemos hecho. Él era el único que pensaba que era una operación de rutina y no se cansaba de aclararlo. Ese día el quirófano estaba atestado de importantes médicos y brillantes alumnos que pensa ...ban que se estaba haciendo historia. Empezaron abriendo el pecho y serruchando el esternón, pinzaron las arterias y sacaron los intestinos, luego abrieron el abdomen, pinzaron de nuevo y extrajeron el corazón, el cual introdujeron en el pecho, todos sonrieron cuando encajó perfectamente. Los intestinos fueron colocados en el vientre sin mucha emoción. Cerraron todo. El paciente se despertó unos minutos más tarde. Todavía aturdido le dio las gracias a la enfermera que lo atendía. Todos estallaron en un coro de hurras. Era el primer gesto amable en la vida de ese hombre. La operación había sido un éxito.

jueves, 3 de noviembre de 2011

Pablo

Como tantas veces había hecho de niño, se perdió en la playa. Caminaba sobre la arena y todo parecía igual. En aquella época oía a lo lejos los gritos de su madre y él seguía perdido, correteaba perros, hacía amigos, nadaba en lo hondo, aparecía en la noche para comer, quemado por el sol, cansado, lo regañaban claro, pero valía la pena. Esa tarde fue distinto, estaba angustiado, lloroso, porque buscaba y no sabía a quien, porque han pasado setenta años, porque ya no sabe ni cómo se llama.