Y además nos hace daño, pensé, mientras mamá se deshacía en elogios para mi padrastro. Las dos sabemos que tiene que fingir, pero no exagerar. Además, ella es muy optimista, cree que ya nos libramos y no es así: falta un paso. Pedí, por enésima vez, que me alzaran para verlo, quiero grabarme su cara antes que se transforme. Esta noche, cuando aparezca, estaré preparada. Con los vivos no he podido, pero a los muertos sí sé cómo arreglarlos.
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