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Blog de Carolina Rangel



Cuentos, microcuentos y poemas.



Escribir no es para mí una necesidad. Es un estado natural. Algo que fluye sin esfuerzo y eso me sorprende.



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viernes, 11 de marzo de 2011

¡Ni siquiera te habló del tema!

Estaba rayando los cristales con pintura de uñas cuando Laura gritó:
─¡Niña!
Yo me reí. Los días anteriores los había pintado con creyones, tempera, marcadores pero ella siempre los limpiaba muy fácilmente. Esta vez le iba a costar más.
Es que molestar a Laura me quita la rabia. Por un momento me olvido que estoy sola con ella. O tal vez pienso que si la fastidio lo suficiente se irá.
Pero no siempre me sale bien. Hace unos días unté con mantequilla todos los platos limpios. Estuvo una hora fregando mientras me amenazaba con hablar con mi papá. De pronto volteó y me dijo brava:
─¿A tu mamá no le harías esto verdad?
Se me borró la sonrisa. Me dio tristeza y después rabia.
Esa tarde, eran las cuatro y los cuadernos estaban sobre la mesa con la tarea sin hacer, como todos los días, pero Laura no me había dicho nada. Me extrañó mucho. ¡Estaba hasta contenta! Pensé que tal vez sí me acusó, aunque no la oí hablar por teléfono. A ella le gusta hacerme regañar con mi papá.
Me provocó amenazarla. Yo también puedo decir cosas de ella: Que se comporta como la dueña de la casa cuando estamos solas, que vienen sus amigos, que dice groserías. No sé porque no le digo esas cosas a mi papá, lo pienso pero no se lo digo. Lo único que hago en su contra es burlarme de ella.
Mi papá entró muy sonreído con una bolsa de galletas en la mano. Feliz corrí hacia él. No me equivoqué, estaba contento. Laura dijo que yo no había almorzado. Él pareció no oírla.
Me sostenía en sus brazos. Olía a colonia y a sudor. Estaba un poco acalorado. Nadie me abraza como mi papá. Nos sentamos a ver televisión y a comer galletas. Laura nos veía y oía desde el otro lado del largo salón.
A mi papá le interesaban los personajes de las comiquitas. Me preguntó nombres y qué hacían. Yo le expliqué todo. Cuando le conté de una niña bella e inteligente él me dijo que yo era más bella y más inteligente. Me dio muchos besos.
─Todo va a volver a ser como antes ─dijo─ te lo prometo. Yo sé que te hace falta tu mamá y yo también debería estar más aquí. Pero vamos a ser felices otra vez. Eso es seguro. Voy a terminar lo más pronto posible este trabajo y después vamos a hacer un viaje. Tú me ayudas mucho ¿sabes? porque me inspiras.
Le pregunté que es “inspiras” y él estuvo un rato explicándome la palabra. Sentía algo en la barriga por todo lo que me dijo.
─Tu mamá quiere que te portes bien ─me dijo en voz baja, como un secreto.
Ya se tenía que ir otra vez. Laura lo acompañó a la puerta. Hablaron. No distinguí las palabras a pesar que me estiré mucho. Después ella entró a la cocina unos minutos. Cuando regresó al salón dijo sorprendida:
─¿Estás haciendo la tarea? ¡Qué raro! ─dijo con la boca abierta y cierta burla─ tu papá… ¡ni siquiera te habló del tema!
No importa lo que diga Laura, yo gané ese día y claro que me habló del tema.

4 comentarios:

  1. Ok abrí el libro en cualquier parte...no entendí y cerre el libro.

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  2. Gracias por tu comentario Mercedes, mientras mas me leas mas vas a entender mi tono. Así que no dejes de leerme.

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  3. ¡Qué bueno! Muy Cortázar. Me gustó esta resolución.
    Te deseo todo el éxito posible en esta nueva empresa, los blogs son como una plantita, se alimenta de tus letras y al ratito ya tienes un libro en tus manos, casi como hijos nuestros.
    Un libro, una planta, un hijo; como el adagio.
    Te sigo, te leo, te recomiendo.

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  4. Gracias Yrina. Que bueno que te gustó. Te cuento que después de ese día en el taller saqué 3 versiones y me decidí por esta.

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