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Blog de Carolina Rangel



Cuentos, microcuentos y poemas.



Escribir no es para mí una necesidad. Es un estado natural. Algo que fluye sin esfuerzo y eso me sorprende.



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martes, 8 de marzo de 2011

Paula y el rescatista

Iba caminando por un sendero cuando se distrajo viendo un detalle del paisaje. Cayó por un precipicio, unos cinco metros. Se raspó los brazos y piernas con la tierra áspera. Nada grave. Se levantó y siguió caminando en paralelo al sendero por donde venía.
─¡Ey tú allá abajo! ¡Tienes que subir!
─¿Subir?
─Estás en el fondo del precipicio. No te preocupes yo te guío para que subas. Vas a tener que hacer un esfuerzo pero es perfectamente posible que lo hagas sola. Yo te guío desde aquí. ─dijo el rescatista.
─Yo no estoy en ningún precipicio ─dijo Paula y siguió caminando.
─¡No te alejes más! Por aquí tienes más oportunidad. Empieza a subir.
─Usted está loco. Déjeme en paz.
─Mira a tu alrededor ¿Es el mismo sendero por donde venías caminando? Observa un rato y si insistes en que vas bien te dejo tranquila.
Paula obedeció. Observó detenidamente. Notaba algo raro. El paisaje a lo lejos era muy parecido pero de cerca era totalmente distinto al que se veía desde el sendero. Sí, recordaba el traspié. Se vio los raspones. Había caído por el precipicio.
Una señora cayó a su lado. Le pasó exactamente lo que a ella. Estuvo un rato en el suelo quejándose y revisándose. Luego se levantó y comenzó a subir. La vio llorar de dolor. La tierra era áspera y le lastimaba las heridas que se había hecho al caer. Sufría mientras enterraba las manos en la tierra. Finalmente lo logró.
─Yo no puedo. No puedo hacerlo sola.
─Claro que puedes. Yo te digo donde poner las manos y los pies.
─Es muy difícil. Me va a doler.
─Pero no te puedes quedar ahí. Te vas a morir de hambre y frío. Es difícil la subida pero no imposible.
─¿Para qué me dijiste?
─¿Ah?
─Yo estaba muy tranquila. Era feliz. Ahora sé que estoy acá abajo y tengo que subir ─dijo con desesperación.
Se sentó en la tierra a llorar. No podía ni siquiera intentarlo. Le dolían mucho los raspones.
─Voy a bajar a buscarte ─dijo el rescatista.
Le tomó un tiempo prepararse para bajar. Buscó arneses, cuerdas y alguien para que lo ayudara. Mientras tanto observó a otras personas caer y subir por el precipicio.
─No entiendo porque ella no puede ─dijo en voz baja.
Bajó cabeza abajo con los brazos libres para esquivar la tierra y para tomarla a ella.
─Agárrate de mí ─dijo
─No puedo.
─¿Cómo que no puedes? Sólo agárrate.
Paula estaba paralizada de miedo. Agazapada contra un árbol, decía que no con la cabeza.
─Toma mi mano ─dijo el rescatista
Paula no se movía.
Haciendo un esfuerzo se balanceó con la cuerda para poder alcanzarla, la tomó por un brazo y la haló hacia él. La rodeó por la cintura e hizo la señal para que lo subieran. La levantó un metro pero no aguantó, Paula se le resbaló y se golpeó al caer.
Lloraba acostada en el suelo. Se preguntaba por qué estaba en aquel problema. Por qué le pasaba eso a ella. Quería seguir caminando. Caminando como si estuviera arriba en el sendero.
El rescatista comenzó a bajar. Sin arnés. Le explicó que quería ponerse en la misma posición de ella para motivarla a subir. A su lado iba a ser más fácil. Iban a subir los dos juntos.
Paula se escondió en unos matorrales, lloraba en silencio. Observaba al rescatista buscarla con agitada impotencia.
Finalmente él desistió y comenzó a subir. Hizo solo todo el esfuerzo que iba a compartir con ella. También él estaba llorando.
Paula esperó un rato hasta estar segura que el rescatista se había ido. Comenzó su caminata. Iba contenta, canturreando.

4 comentarios:

  1. No se cual era tu intención pero pareciera al final que esta parrafo del rescatista.
    "Estás en el fondo del precipicio. No te preocupes yo te guío para que subas. Vas a tener que hacer un esfuerzo pero es perfectamente posible que lo hagas sola"
    Fuera dicho por Paula.

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  2. Gracias por tu comentario. Lo voy a revisar.

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  3. A mi parecere Paula es del tipo de personas que necesita sentirse importante o tomada en cuenta, cuando logra su cometido sigue su vida con una falsa autoestima sin importar el esfuerzo que haya realizado alguien por ella.

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  4. Ovidio muy interesante y acertado tu comentario. Gracias.

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